Propongo una aventura donde buscar un nuevo horizonte taurino, desafiando las modas, rescatar aquellos firmes valores basados en la creatividad, la inspiración, la compostura, el pundonor, la naturalidad, la originalidad, la capacidad de sorpresa, el toque de distinción...
Persigamos el bello proyecto cuya materia prima gaste combinar vida y muerte, gloria o fracaso, triunfo o derrota.
Abracemos la verdadera Fe: seamos creyentes del dios TORO, siendo capaces, en un mundo de sordos irrecuperables, oír la música callada del verdadero toreo; donde cada movimiento esté impregnado de verdad, de sentido en cada desplegar las telas, en cada redondo como un salmo, en cada natural como una letanía y en el supremo y decisivo encuentro, sangre contra sangre, asta frente a espada, y la muerte...
Y el entusiasmo: "Poseído o raptado por los dioses", esos que hablan de euritmia y belleza.

Sobra todo aquel que sólo encuentra en el Rito arcano esa suerte de espectáculo circense, en cualquiera de sus acepciones, tremendista o bufa, pues ellos sólo entienden de braguetas manchadas de sangre, rodillazos a destiempo o mentiras de fuera de cacho y trapazos acelerados; en suma, de la desgracia de una lidia impostora.
Estorba, igualmente, el mercader sin escrúpulos, gargantas sin conciencia y plumas agradecidas. Pues, en nuestro credo, sólo la EMOCIÓN se alza como una revolera afarolada desde el fondo del corazón agradecido hasta la garganta que ahoga el sollozo.
Invitados quedan pues, a viajar y creer en la Utopía, porque, entre otras cosas, la realidad nos parece imposible."