¡Y... llegaron los Cebada!
Gloria Cantero Martínez, aficionada
5 de septiembre de 2013
Se agradece y mucho, admirar unos toros de hechuras imponentes, con caja, bien rematados, y ese picante que hace que valoremos sobremanera el querer verlos, el ponerse delante, lástima de falta de oficio y desinterés por parte de unos novilleros a los que disculpo en la medida en que, ya nos gustaría ver medirse ante ellos a muchos de los consagrados espadas, "geses" de culto, artistas de lo mediocre, idólatras de la "toreabilidad"...
Se agradece la disposición, en este caso de Cayetano Ortiz, novillero francés, que, sufrió una fuerte voltereta en su primero, el novillo más flojo, pero que aprendía y pedía papeles, los mansos también tienen su lidia. Pero el segundo de su lote, "Asistente", un novillo de esos que un aficionado tarda en olvidar, encastado, complicado, cierto, pero ¿quien dijo que esto era fácil?, destapó las carencias del novillero. El empleo de recursos tremendistas al comienzo de faena, puede estar bien como avivador de masas, pero cuando hay que torear, y el novillo así lo pedía, el espada se perdía entre series de medios muletazos, quebrando la muñeca, acortando la embestida de un burel exigente que no demostró bravura en el caballo, no porque no la tuviese, si no porque, ver una suerte de varas en condiciones es casi una utopía. Aún así corta una oreja a su oponente.
Tomás Campos, triunfador de la tarde, desperdició la suerte de mostrar las ganas, el hambre, la ambición que debemos presuponer en un novillero, dejó masacrar en varas a un novillo de mucha importancia, con un pitón izquierdo de escándalo, que exigía temple, mando y nada de eso le fue dado. El segundo de su lote, no tenía la misma calidad, y ante esto, Campos resolvió sin pena ni gloria, faena anodina y bajonazo con el estoque.Se las vio, además, con el sexto, por sufrir su compañero, Brandon Campos, un derrote del toro que le lesionó el brazo y le llevó a la enfermería, tampoco anduvo solvente, si bien, propinó una buena estocada, por derecho y en su sitio.
Brandon Campos, mejicano, recibe de capote al tercer novillo, ganándole terreno, sin buscar el lucimiento, haciendo justamente lo que el toro exigía, lástima de tercio de varas desperdiciado, y a pesar de esa privación, el animal tuvo transmisión, complicaciones de bravo y de nuevo, un pitón izquierdo de calidad extrema. Por estar mal colocado, el novillo, en un derrote, hiere al espada que debe finalizar su paso por La Caverina, la cuadrilla paseó una oreja generosa.
Destacar la lidia de un banderillero de estirpe, José Manuel Montoliú, a las órdenes de Tomás Campos, la profesionalidad cuando se envuelve en arte nos sigue emocionando.
Y, si me lo permiten, agradecer desde aquí a la Comisión Taurina de Calasparra que se estrena en la ardua labor de autogestión, de este imprescindible ciclo de novilladas, su trabajo y esfuerzo por mantener viva nuestra pasión por este rito ancestral, pleno de misterio, sacrificio y grandeza.