José Porcar, agricultor y aficionado de la Val de Uxó (Castellón)
A petición de mi amigo Pedro, unas breves palabras sobre la corrida de toros de Hijos de D. Celestino Cuadri que tuve la suerte de presenciar hace unos días en la ciudad francesa de Céret. Una sugerencia a quienes no hayan estado aún allí, que no es otra que lo antes que puedan se desplacen a este reducto de la fiesta de los toros como debe ser.
Corrida de toros con una presentación irreprochable digna de cualquier plaza de 1ª y por lo tanto de Bilbao. Visto lo visto uno no alcanza a entender el porqué de no haberse incluido en su Aste Nagusia. Ellos se lo perdieron porque al final la suerte fue para los ceretanos, para otros aficionados franceses y para quienes desde Castellón, Zaragoza, Barcelona, Madrid, País Vasco y otros lugares nos desplazamos hasta allí. Les aseguro que mereció la pena.
Nadie se aburrió. Hubo emoción, que es lo que busca el aficionado. La emoción que da el toro en el ruedo, por la transmisión de riesgo, a diferencia de esas tardes que lo que uno siente es pena por los animales que salen por toriles. En ningún momento en el tendido tuvimos la sensación de poder llevar a cabo aquello que buenamente estaban intentando hacer los matadores. A la corrida, en conjunto, le doy la calificación de aprobado en su comportamiento en las distintas fases de la lidia en los tres tercios.
Los dos toros que correspondieron en el sorteo a José Ignacio Uceda Leal, con el consentimiento del matador, fueron masacrados en varas.
En el lote de Robleño cayó en suerte el toro nº 20 de nombre “Pantanoso”, de espectacular presentación y trapío, que anduvo bien con él perdiendo algún apéndice por el mal manejo de la espada.
A Joselillo le correspondió un buen lote, con un toro cumbre, con el nº 17 en los costillares, de nombre “Goyesco”, del semental “Lirio” y familia de “Aragonés”. El más encastado del encierro. El torero puede dar gracias a Dios de haber salido por su propio pie.
En definitiva una corrida de toros, que si bien le falto a algún ejemplar esa casta que la familia Cuadri busca y que muchas veces encuentran, no obstante, repito, fue ni más ni menos que eso, una corrida de toros con todo lo que eso comporta.
Ahí van un par de fotos de mi cosecha. Pantanoso y Goyesco en el caballo.
Saludos, amigos de El Chofre.