El esperpéntico espectáculo del hundimiento de la cubierta de Las Ventas es el resultado de la más pura ilógica e ineficiencia, la misma que impera hoy en día en la fiesta de los toros.
La falta de respeto y la traición a los principios básicos que sustentan la tauromaquia traen este tipo de cosas. Hete aquí que a Taurodelta se le antoja instalar una cubierta en Las Ventas, ¡Cómo no!, para sacarle mayor rentabilidad la explotación del coso.
El Centro de Asuntos Taurinos traga, como siempre, y después de varios meses con los elementos esparcidos por los alrededores nos encontramos con el panorama de esta mañana: una cubierta hundida antes de ser estrenada.
Viniendo la cuestión de la Warner no queda otra que echarle guasa al tema, aunque de eso tenga poco. Quizá se planteen sacarse de la manga un serial de dibujos animados al estilo de “Tom & Jerry” o, muchos mejor, del “Correcaminos”, en el que un avestruz corre raudo con un maletín repletito de pasta mientras los Choperita, Matilla, Casas y Blanco de turno se parten la sesera sin poder atraparlo. Aquí todo está inventado.
La cuestión es que la fiesta se hunde y a los gestores del coso más importante del planeta sólo se les ocurre instalar una cubierta para dar conciertos y pases de modelo durante el invierno. Manda pelotas.
Mientras tanto Simón Casas ha presentado su pseudo feria de Fallas. Un simulacro para público amable donde prima el medio toro y los carteles de un plan de ahorro que sólo hace daño a la fiesta.
Muchos han sido los que decían que este era el año clave para que la fiesta levante el vuelo. De momento sólo hay intenciones y muecas, que no gestos, como los de Talavante (vayan ustedes a saber si se materializa y cómo se materializa) o Manzanares que ya ha anunciado el elenco de ganaduros que llevarán sus toros a la Maestranza para asegurar un triunfo mediático.
Hasta la fecha el único rumor con fundamento es el de la encerrona de Robleño con una de Escolar en Madrid que ya se ha apresurado a desmentir el señor Abella como si le estuvieran anunciando la presencia del propio diablo. A eso nos dedicamos.
La fiesta se hunde en el más amplio sentido de la palabra y aquí no mueve ficha ni Dios salvo que vean dos perras de más que puedan llevarse al bolsillo. Eso sí, que nadie les hable de organizar un festival a beneficio de “El Chano”, que ahí no se gana un duro y el compañerismo sólo se cuece cuando hay pasta en juego. Me ahorro los calificativos. No me apetece que me denuncien por proferir insulto o descalificación alguna, pero tampoco me voy a ahorrar la oportunidad de decir que son ustedes unos golfos de medio pelo.
Lo dije hace mucho, pero no me voy a saciar de repetirlo. La Plaza de TOROS de Las Ventas es el reflejo, el alma y el ejemplo de la fiesta. Si Madrid se va al carajo, todo se va al carajo. Madrid manda, Madrid dicta, Madrid guía… y al frente de Madrid hay una tribu que sólo piensa en llevárselo caliente y un responsable, el del Centro de Asuntos Taurinos de la Comunidad que en vez de velar por los intereses de la fiesta es el sujeto que ampara la desvergüenza.
Ahora, vayan levantando la tienda del campamento, y si tienen un punto de dignidad pidan disculpas. Lo que han hecho con la cubierta de Las Ventas ha sido, además de ridículo, algo comparable con ponerle una peineta y un vestido de faralaes a la estatua de la Cibeles. ¡Ignorantes!
P.D: Carlos Abella y Taurodelta. ¡Todos fuera ya!