Pedro García Macías
A veces la coherencia es más económica que la incoherencia. Sí, amigos, ayer por la mañana me encontré con un buen amigo y aficionado. Después de charlar un ratillo sobre el magno acontecimiento que se iba a producir por la tarde me espetó “nos vemos luego en la plaza”, mi respuesta le sorprendió, “en la plaza, no”, “¿no vas a ir?”, “ya sabes ser coherente tiene esas cosas y prefiero no darle un duro a quien hace el montaje e ir con mis nietecillos a la feria para que se monten en los cacharritos, porque se que se van a divertir y emocionar y tú vas a pagar para que te tomen el pelo y a lo peor hasta sales cabreado, pero bueno es tu elección”. Me entendió y le entendí.
De los previos a este gazpachito ya escribí algo hace un par de meses que titulé el ofertón. El programa se ha llevado a cabo en sus términos, lo que deben agradecer esas “centurias” de jóvenes que han venido a disfrutar nuestra ciudad de forma bastante económica y eso es bueno para ellos y para la movida emeritense, las actividades lúdicas y otras cosas. Para la Fiesta de los Toros ha sido otra hostia más, una puñalada trapera, además con la alevosía de la televisión pública, la estatal y la cobertura que también dio la autonómica, en la que por cierto tuvieron a bien ponerme la alcachofa por la calle para preguntarme mi opinión, que amablemente di con prudencia pero con rotundidad, os podéis imaginar.
Parafraseando a D. Antonio Machado en sus versos a D. Federico “el crimen fue en Mérida a las 19 horas de la tarde”, además con testigos y televisado en directo. Lo del domingo fue eso y además sin anestesia. Lo siento amigos, me encantaría poder relataros cosas interesantes e importantes que hubieran sucedido el día 1 de septiembre en mi pueblo, en el Coso del Cerro de San Albín concretamente, pero no tengo nada que contar porque se que me dirijo a aficionados a los toros y por ello merecéis mi máximo respeto. Pero bueno, tampoco es grave sacar a pasear unos pequeños apuntes.
La corrida que en cartel decía “6 toros 6” creo que de una de las más prestigiosas ganaderías del monoencaste, de un Sr. que hace poco más de un mes lloraba amargamente por el mal trato recibido y hasta amenazó con irse de esto, pero como nos ha salido listillo, el que no llora no mama, desde entonces, que solamente había mercadeado 2x6 animalitos, ha vendido 12 X 6 y lo que le queda hasta final de temporada me da que lo va a convertir en bote que regalan. En esta ocasión se iban a poner delante dos matadores de toros, de los más, la cosa era grandilocuente, verdad?, pero por aquello de que uno de ellos tuvo una cornada en Huesca, que lamento como no podía ser de otra manera, se quedó en un “6 toros pá uno”, una figurita de pitiminí porcelanosa auspiciado y jaleado por los chicos modelo bárcenas, en todos los medios audiovisuales y escritos.
¡Pero que “jarte” tienen los trileros feriantes!. Son capaces de con magia convertir 6 toros sobre el papel en “6 novillotes adelantados 6”, con la edad reglamentaria e incluso alguno cercano a la jubilación, al salir por chiqueros, alguno que otro sospechosillo de pitones, caritas lavadas.
Pero todo tiene su parte buena, porque ya hacía un tiempo que no se daba una novillada sin picar, bueno me entendéis porque el picotazo es eso, en nuestra capital autonómica y miren Uds. que sin quererlo nos hemos encontrado con ese regalo. A la misma hora en Villafranca de los Barros si había programada una becerrada para los aprendices, que fue televisada por Canal Extremadura. Por cierto que ninguno de esos medios tuvo a bien dar el ratito de toreo de salón que los chavales de la Escuela de Badajoz hicieron en el Hotel Blue City Las Lomas.
La carpa circense casi tres cuartos, que los bichejos, invalidetes, lenguarones, melosos, obedientes, para irse a la feria a tomar unas cañas, fueron tratadas de lujo en la suerte del monopicotazo de los caballistas al compás de los silbidos del público festivalero y clavelero que no querían que los lastimaran, dejaron expresarse a la figurita de cerámica, que casi pone el cartel de “no hay despojos” en la casquería emeritense, sólo lo impidió su incompetencia pues los tenía empaquetados desde que salió por la puerta de cuadrillas. Con la espada, pues eso eficaz sin dar una estocada a ley, de todo hubo, mayormente tendidas, breve con el descabello y hasta un bajonazo infamante.
El numerito de la tarde fue cuando la cerámica porcelanosa sacó a pasear su voz con cante por bulerías para endulzar su romance con la borrega, que culminó perdonándole la vida en complot bien orquestado con el ganaduros, el que hizo el montaje y los palmeros berreando para que se produjera un indulto vergonzante con la aquiescencia del que debía velar por la seriedad que debe tener ganarse la vida, que sacó el pañuelito naranja. Fue esperpéntico el numerito.
Bueno amigos, otra vez será, espero que este tipo de espectáculos, penosos, tristes, vergonzosos, al igual que el del año pasado en Valladolid, no se vuelvan a dar en la televisión pública, porque nada tiene importancia si no hay toro.